miércoles, 20 de enero de 2010

Tara y la mujer que pide dinero

Como si del título de la nueva película de animación moralista llegada a los cines se tratase, y retrasando una semana más la historia de "El cojo del entresuelo" (para crear esto que tanto funciona... ah, sí, expectativa) hoy os hablaré brevemente de varias novedades del vecindario.
Conocidos de todos son Los Cantori (a los cuales, por cierto, debe estar congelándoseles el ánimo, que desde aquí con las contras arrimadas consigo enfocar la puerta corredera del balcón rota, y eso en invierno, señoras y señores, no es bueno), Los Potter (casero and family del 4º2ª, no acabo de entender la afición de Harry, el adolescente de buen ver con gafas, por ir con hawaianas los días de lluvia) y Los Flauta (ay! Los Flauta, amigable familia donde las haya, una mirada suya de desaprobación en un cruce fortuito por las escaleras me alegra el resto de escalones arriba o abajo).
Bien, antes de hablaros del tema en cuestión (La Mujer que pide dinero, personaje que hoy os nombro pero no por ello nueva en la vida around Yellow) os he de comentar algo de suma importancia que creo haber olvidado postear aquí como el descubrimiento más interesante del año pasado (en comparación con... con nada, es lo más fuerte que nos ha pasado, dado que no conseguimos averiguar nada más sobre la familia Roca por la que llaman preguntando sin cesar, esto es lo mejor que hemos podido sacar).
Sara, la perra. Sara, ese animalillo desquiciado y bipolar. La perra del Niño Flauta. El cuadrúpedo cojo que las pasa, valga la mala pata de la expresión, perras para subir los cuatro pisos de escaleras... No se llama Sara. Válgame dios, 15 meses creyendo que compartía nombre con nuestra perra particular... y resulta que a la llegada de Martina al Yellow averiguamos lo siguiente: Sara en verdad se llama Tara.
Sí. Tara. Y yo no dejo de verle la mala leche... Tener una perra coja y llamarla Tara. No hubiese sido coja y la pobre acabaría tarada igualmente en un ambiente tan hostil como el den 3º2ª, donde la madre golpea al padre en el brazo cada noche cuando el pobre hombre se acerca a ella en busqueda de calor (es lo que tiene compartir pared, quiera o no me entero de todo).

Superando el shock os dejo la descripción del nuevo personaje (persona, que ahora que lo pienso, sería la novia ideal del Cojo del Entresuelo!! Si lo mío es ser casamentera, que veo parejas perfectas allá donde meto las narices!)


Poniéndole imaginación quitadle arrugas a la amable Cándida y obtendréis a La mujer que pide dinero. Lo que hace es bien sencillo, camina Creu Coberta arriba y abajo. No vagabundea, simplemente tiene el aspecto de todo viandante normal. Pero lo que hace es acercársete, mucho, te mira pausadamente, como si te fuese a pedir la hora o preguntar dónde está la maldita oficina de correos escondida siempre bajo un andamio. Y entonces, cuando ya tiene tu atención y te has parado, porque lo consigue, pararte, te mira con estos ojitos tiernos y te pide dinero.
No de manera amable, no de estas personas que a base de entrar en tu corazón acabas cediendo. Te sientes engañado, huyes!! Porque por mucho que la foto ilustrativa haga reír (me imagino que la señora pondría la misma cara ilusionada ante un billete de 20€) en el fondo es tan perturbadora como el cojo... y comparten ambos binoculares la mar de salados.

Próximamente El cojo... lo prometo.